*Inaugurado en el puerto de Veracruz en 1908, con una fachada neoclásica, albergó a presos como un activista agrarista, un revolucionario veracruzano y una exreina del carnaval
Inés Tabal G.
Veracruz, Ver. – El extenso follaje de los árboles de almendro e higuera esconde la fachada de un edificio con más de un siglo de antigüedad.
Sus muros se levantan en el centro de una ciudad que, con el paso de los años, ha crecido sin control hasta dejarlo en una de las principales avenidas.
Entre sus pasillos carcomidos por el salitre y la humedad todavía quedan rastros de lo que una vez fue el reclusorio que albergó a cientos de presos que vieron pasar su vida entre cuatro paredes.
En la actualidad, en los alrededores, ya no caminan personas que vienen de visita a ver a sus familiares, si no uno que otro transeúnte que decide sentarse en sus jardineras para aprovechar el fresco que despide la vegetación.
Hay vendedores ambulantes que deciden colocarse en ese sitio para invadir el espacio que hace 13 años quedó desocupado, tras su clausura.
Si las paredes de este inmueble hablaran, contarían la historia de una ciudad que tuvo su mayor auge arquitectónico en la época del “Porfiriato”, donde se levantaron edificios con estilos neoclásicos y renacentistas.
Inaugurado en 1908, el expenal Ignacio Allende suplió la falta de espacio de la antigua Cárcel Municipal y de la cárcel de mujeres. Durante más de 100 años cumplió su cometido.
Su fachada neoclásica, con detalles en sus marquesinas, presenció la llegada de presos que marcaron la historia del estado y otros que se quedaron como los delincuentes más despiadados.
Entre ellos Herón Proal, líder anarcosindicalista y militar. En 1922 participó en la Huelga inquilinaria en la ciudad de Veracruz junto a María Luisa Marín, representó a las prostitutas del patio San Salvador en el barrio de la Huaca, quienes exigían que los dueños de los patios se encargaran de mantener las habitaciones en condiciones dignas y que bajaran los precios de la renta.
Por esta huelga fue detenido y encarcelado en el penal de Allende, pero las manifestaciones de los huelguistas hicieron que lo dejaran en libertad.
Estuvo el activista agrarista Úrsulo Galván Reyes; el revolucionario veracruzano José Cardel Murrieta, pero también otros temidos y repudiados por los ciudadanos como Evangelina Tejeda Bosada, la exreina del carnaval que pasó a la historia por haber asesinado a sus hijos y después enterrarlos en una maceta.
El lugar fue clausurado el 31 de diciembre del 2009 por el gobernador Fidel Herrera, bajo el argumento que se encontraba sobre pablado y que los reos vivían en hacinamiento, por lo que fueron trasladados a otros reclusorios a lo largo del estado.
Unos meses después el sitio fue utilizado como set de grabación para la película “Atrapen al gringo” del cineasta estadounidense Mel Gibson. Actualmente fue entregado a la Universidad Veracruzana (UV) que tiene un proyecto de rehabilitación para convertirlo en una facultad de artes.